Blogia
EDUCACIÓN RELIGIOSA CATÓLICA

LA PASCUA CRISTIANA Y LA PASCUA JUDÍA EN RELACIÓN CON NUESTRA SALVACIÓN

LA SEMANA SANTA

 

LA SEMANA SANTA

Explicación de la celebración

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido solo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.

Para vivir la Semana Santa, debemos darle a Dios el primer lugar y participar en toda la riqueza de las celebraciones propias de este tiempo litúrgico.

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.

Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra.

La Semana Santa fue la última semana de Cristo en la tierra. Su Resurrección nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a Dios.

¿Por qué la Semana Santa cambia de fecha cada año?

El pueblo judío celebraba la fiesta de Pascua en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto, el día de la primera luna llena de primavera. Esta fecha la fijaban en base al año lunar y no al año solar de nuestro calendario moderno. Es por esta razón que cada año la Semana Santa cambia de día, pues se le hace coincidir con la luna llena.

En la fiesta de la Pascua, los judíos se reunían a comer cordero asado y ensaladas de hierbas amargas, recitar bendiciones y cantar salmos. Brindaban por la liberación de la esclavitud.

Jesús es el nuevo cordero pascual que nos trae la nueva liberación, del pecado y de la muerte.

Sugerencias para vivir la Semana Santa en estos momentos de Crisis mundial por la Pandemia del COVID19

  • Participar en familia de los oficios y ceremonias propios de la Semana Santa a través de la Televisión, Radio o redes sociales.
  • Poner algún propósito concreto a seguir para cada uno de los días de la Semana Santa.
  • Elaborar unos cartelones en los que se escriba acerca de los días de la Semana Santa y algunas ideas importantes acerca de cada uno de los día

 

EL DOMINGO DE RAMOS


Celebramos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. Por esto, nosotros llevamos nuestras palmas a la Iglesia para que las bendigan ese día y participamos en la misa.

El Domingo de Ramos es el día en que los cristianos recordamos la entrada de Jesús a Jerusalén y su aclamación como Hijo de Dios. Además, conmemoramos la pasión del Señor.

El Domingo de Ramos es el acontecimiento que marca el inicio de la Semana Santa, tiempo en que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

Jesús entró a Jerusalén montado sobre un asno y fue aclamado como rey por sus seguidores, quienes extendieron mantos, ramas de olivo y de palma a su paso. Gritaban: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”; “¡Hosanna en las alturas!”

Por esta razón, la Eucaristía del Domingo de Ramos tiene dos momentos importantes. El primero es la procesión de las palmas y la bendición de las mismas por parte del sacerdote. El segundo es la lectura de la Palabra que evoca la Pasión del Señor, en el evangelio de San Mateo.

De allí que el color litúrgico de Domingo de Ramos sea el rojo, ya que se conmemora la Pasión del Señor.

El Domingo de Ramos debe de ser visto por los cristianos como el momento para proclamar a Jesús como el pilar fundamental de sus vidas, tal como lo hizo el pueblo de Jerusalén cuando lo recibió y aclamó como profeta, Hijo de Dios y rey.

¿Qué simbolizan los ramos?

 Se da a este día el nombre de Domingo de Ramos precisamente porque Jesús fue obsequiado con numerosos ramos por sus seguidores sobre todo, humildes. Los ramos de olivo y de palma son el signo por excelencia de la renovación de la fe en Dios. Se les atribuye ser un símbolo de la vida y resurrección de Jesucristo. Asimismo, recuerdan también la fe de la Iglesia en Cristo y su proclamación como Rey del Cielo y de la Tierra.

Durante esta época, es costumbre que las personas tengan en sus casas los ramos benditos. Muchos hacen cruces con las palmas y las ponen o detrás de la puerta, o sobre el crucifijo, o en las imágenes sagradas o los cuadros de motivo religioso.

Señor, no quiero verte llorar sobre mi vida, y quiero ser humilde, bueno, obediente y fiel. Haz, Señor, que mi vida no sea un llanto para ti, sino que sea una continua alabanza de tu amor y una continua alegría. Y que pueda decir "¡Hosanna, Jesús, porque me quieres! ¡Hosanna, porque me perdonas! ¡Hosanna, porque Tú eres mi Rey!". Y yo, humilde pecador, te llevaré en mi corazón, Señor. Gracias.

 

EL JUEVES SANTO


Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de servicialidad. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el Jueves Santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la Última Cena, Jesús se fue a orar al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.

El Jueves Santo tiene lugar durante la Semana Santa, es el jueves anterior al Domingo de Resurrección.

En este día se acaba la Cuaresma y se inicia el Triduo Pascual, es decir, el periodo en que se recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que se extiende hasta el Domingo de Pascua.

Dos eventos de singular importancia tienen lugar este día según la Biblia: la última cena, donde se instituye la Eucaristía y el sacerdocio, y el lavatorio de pies.

Durante este día, pues, se suele conmemorar la institución de la Eucaristía mediante la celebración de los Santos Oficios, y se recuerda la agonía y oración de Jesús en Getsemaní, en el jardín de los olivos, la traición de Judas y el arresto de Jesús.

Última cena Como última cena se conoce la comida que, en celebración de la Pascua, compartió Jesús con sus discípulos. En ella instituyó la Eucaristía, también llamada comunión, en la cual Cristo deja su Cuerpo y Sangre transustanciados del pan y vino. San Lucas, en el Nuevo Testamento, lo relata así: “Entonces tomó el pan y, habiendo dado las gracias, lo partió y les dio, diciendo: ‘Esto es mi Cuerpo, que por ustedes es dado; hagan esto en memoria mía’. Asimismo, tomó también la copa, después de que hubo cenado, diciendo: ‘Esta copa es la nueva Alianza en mi Sangre, que por ustedes se derrama’” (Lc 22, 19-20).

Lavatorio de pies Como lavatorio de pies del Jueves Santo se denomina al evento en el cual Jesús, como un acto de humildad, lava los pies a sus discípulos, con la finalidad de dar un ejemplo de amor y servicio a los semejantes. De allí se desprende el mandamiento que Jesús hizo a sus discípulos: que debían amarse y servirse unos a otros. 

Visita a los siete templos Una de las costumbres asociadas a la celebración del Jueves Santo es la tradicional visita a las siete iglesias o siete templos, que se puede realizar entre la noche de Jueves Santo y la mañana de Viernes Santo. Su finalidad, como tal, es acompañar a Jesús en los primeros momentos de su Pasión.

En estos momentos no se puede realizar esta actividad por el toque de queda y para prevernir los contagios. Por eso debemos quedarnos en nuestras casas y seguir la liturgia a traves de los diversos medios de comunión y redes sociales.

 Monumento de Jueves Santo Existe también la tradición de levantar el monumento de Jueves Santo, que es la capilla o altar donde se reserva la Hostia consagrada desde el Jueves Santo al Viernes Santo. Ante Él, se suele dar gracias al Señor por su pasión, con la cual redimió, según las Escrituras, a la humanidad.

 

EL VIERNES SANTO


Ese día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: Su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. Lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con la ceremonia de la Adoración de la Cruz.

El Viernes Santo es una festividad cristiana en la cual se conmemora la muerte de Jesús de Nazaret. Se celebra durante la Semana Santa, después del Jueves Santo, y antes del Domingo de Resurrección o de Pascua. En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles, como penitencia, a guardar ayuno y abstinencia de carne. Tampoco se celebra la Eucaristía, sino la liturgia de la Pasión del Señor.

El Viernes Santo es, fundamentalmente, un día de duelo durante el cual se recuerda la crucifixión de Jesucristo en el Calvario, quien se sacrifica para salvar del pecado a la humanidad y darle la vida eterna. De allí que la cruz se haya tomado como el símbolo de la gloria para la adoración de los cristianos. A este respecto, escribe, en la Biblia, Pedro: “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu” (1 Pedro 3, 18).

 

Costumbres de Viernes Santo:

Cubrir imágenes de Jesús

Este día, en los templos católicos, las imágenes — principalmente el crucifijo— se cubren con tela morada, en señal de la ausencia de Jesús. La finalidad es dar a la liturgia la sobriedad característica del recogimiento al que llama la muerte de Jesús, y reflexionar sobre el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Las imágenes se descubren el domingo de Pascua, como símbolo de la Resurrección de Jesús.

Vestir de luto a la Virgen María: La imagen de la Virgen María se viste de negro como muestra de su luto y profundo dolor por la muerte de Jesús. Algunos miembros de la parroquia también asumen este color de vestimenta para simbolizar el duelo.

Rezar el Vía Crucis: Es costumbre rezar el Vía Crucis, también conocido como Camino a la Cruz. Con este rezo, se acompaña a Jesús en sus horas finales, mientras se repasan los catorce momentos (o catorce estaciones), desde su condena hasta su muerte y sepultura.

Meditar sobre las siete palabras de Jesús: En este día, también se medita sobre las siete palabras, las siete últimas palabras que Jesús pronunció en la cruz. Los fieles reflexionan sobre el significado que pudieron tener e interpretan la forma en que estas se adaptan a las diferentes situaciones de la vida por las que pasa todo el mundo. 

Adoración a la cruz: Es tradición participar en la liturgia de adoración a la cruz, con que se cierra la celebración litúrgica de la Muerte del Señor. 

Rezar el Credo A las tres de la tarde se suele recordar el momento de la crucifixión rezando el Credo de los Apóstoles.

Conmemoración de la muerte de Jesús: Durante la noche, se conmemora la muerte de Cristo con himnos solemnes, oraciones de acción de gracias, así como un mensaje centrado en el sufrimiento de Cristo por nosotros.

Representación del Vía Crucis: Es una de las tradiciones más populares del Viernes Santo, en ella son dramatizados, con actores, cada uno de los momentos más importantes del vía crucis de Jesús hasta la cima del monte del Calvario. Esta escenificación permite revivir el recorrido de Jesús hasta el Calvario.

 

EL SÁBADO SANTO

Se recuerda el día que pasó entre la muerte y la Resurrección de Jesús. Es un día de luto y tristeza pues no tenemos a Jesús entre nosotros. Las imágenes se cubren y los sagrarios están abiertos. Por la noche se lleva a cabo una Vigilia Pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. Vigilia quiere decir “la tarde y noche anteriores a una fiesta.”. En esta celebración se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Cristo, la gran fiesta de los católicos.

La Vigilia Pascual

  La Vigilia Pascual es una conmemoración litúrgica especial y muy importante con la cual se celebra la resurrección de Jesús. La Vigilia Pascual marca el final del Triduo Pascual, se realiza en la noche del Sábado Santo durante la víspera del Domingo de Resurrección o Pascua.

Es un momento en el cual los cristianos nos regocijamos de felicidad por la Resurrección de Jesús, en todas las iglesias cristianas se realiza un ritual similar en la que se emplean los símbolos de la luz, el agua, la Palabra y la Eucaristía.

Antiguamente, existía la tradición de bautizar en la Vigilia Pascual a todas aquellas personas que aún no habían recibido el sacramento del Bautismo, de allí, que en la actualidad se empleen las velas y el agua como símbolos para renovar las promesas bautismales durante esta conmemoración.

La Vigilia Pascual se lleva a cabo con la celebración de una liturgia especial, por lo cual tanto los sacerdotes como los diáconos visten de blanco para festejar la resurrección de Jesús.

Partes de la Vigilia Pascual: La Vigilia Pascual se realiza antes de la media noche del Sábado Santo y, está compuesta de varias partes importantes con el fin de alabar a Jesús y renovar los valores religiosos.

Bendición del fuego: La Vigilia inicia cuando se apagan las luces del templo y el sacerdote enciende una llama de fuego, con el cual dará luz al Cirio Pascual, el cual es bendecido y llevado en procesión a través del templo mientras permanece a oscuras. Del fuego del cirio pascual se encienden las demás velas que lleva cada persona y de estas se encienden otras. La luz del fuego representa a Cristo resucitado.  Después de la procesión, ya con las velas encendidas, el sacerdote canta el Pregón Pascual, antiguo himno de Pascua.

Liturgia de la Palabra: Una vez bendecido el fuego se da inicio a la Liturgia de la Palabra, en la cual se realiza la lectura de siete relatos del Antiguo Testamento referentes a la salvación de Dios. También se leen salmos del Nuevo Testamento y varios cánticos interpretados por un coro o cantor.

Liturgia Bautismal: La Liturgia bautismal se caracteriza por tratar sobre los temas de la Resurrección y el Bautismo, como términos que se complementan. Durante esta Liturgia se bendice el agua y se renuevan los compromisos y promesas bautismales.

Liturgia de la Eucaristía: Se trata de una Eucaristía mucho más especial que las que se realizan de manera cotidiana en la cual se entonan cantos de júbilo y alabanza. Para finalizar, los feligreses reciben la bendición.

 DOMINGO DE RESURRECCIÓN O DOMINGO DE PASCUA


Es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.

La Pascua

La Pascua celebra la resurrección de Jesucristo al tercer día después de haber sido crucificado, según se relata en el Nuevo Testamento de la Biblia. Es la celebración más importante de la Iglesia cristiana. La Pascua es también conocida como Día de Pascua, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección, Domingo de Gloria o Domingo Santo.

 

Con la Pascua finaliza la Semana Santa, días en los que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús el Viernes Santo y se celebra su resurrección y aparición ante sus discípulos el Domingo de Pascua. Además, inicia un periodo conocido como Tiempo Pascual, que dura cincuenta días, y que finaliza el Domingo de Pentecostés.

Según las Sagradas Escrituras, con la Pascua, Dios da a los cristianos la esperanza por la resurrección y por una nueva forma de vida, representada en el regreso de Cristo de entre los muertos.

La Pascua es una fiesta móvil, cuyo día varía cada año. Esto se debe a que la fecha no es fijada siguiendo el calendario civil, sino por el año litúrgico, que se rige por los ciclos lunares. Así, la Pascua se ubica siempre después de la primera luna llena luego del inicio de la primavera en el hemisferio norte, y del otoño, en el sur. En este sentido, la Pascua puede celebrarse entre los días 22 de marzo y 25 de abril. Y el día en que esta cae es importante para calcular también las fechas de otras fiestas religiosas, como el Pentecostés y la Ascensión. El término Pascua proviene del latín páscae, que a su vez proviene del griego πάσχα (pasjua), una adaptación del hebreo pésaj/pasak, que significa "paso" o "salto".

 

Origen de la Pascua: El origen de la celebración de la Pascua se encuentra en el Antiguo Testamento de la Biblia, en el libro del Éxodo. Allí se narra la marcha del pueblo de Israel del cautiverio en Egipto hacia la tierra prometida, y se explica cómo debe ser llevada la celebración pascual para el pueblo hebreo. Los cristianos, sin embargo, separaron la celebración de la Pascua judía y cristiana en el Primer Concilio de Nicea (año 325 d. de C.), y definieron así los elementos propios de la celebración cristiana, que festeja la resurrección de Jesucristo.

Símbolos de Pascua

Cirio pascual: Es un cirio grande y decorado con una cruz en el centro que se usa durante la Vigilia Pascual. Su luz simboliza la resurrección de Cristo.

Flores: Las flores representan la vida y la alegría por la resurrección de Jesús y la nueva vida que Él nos trae. Los templos suelen ser adornados con muchas flores este día.

La luz: Las luces tienen un protagonismo especial en las celebraciones pascuales: son ellas las que nos evocan la idea de que la Pascua es el regreso de la luz para todos en la resurrección de Cristo. Por ello, se recurre no solo a cirios sino a colores claros, alegres y festivos.

Tomado de Aciprensa https://www.aciprensa.com/recursos/la-semana-santa-1996

CONOCE LOS SIGNOS Y SÍMBOLOS DE LA SEMANA SANTA

 

Ramos o palmas

Del latín: -palmae- que significa palma de la mano y hoja de la palmera, que usan ya los romanos como símbolo de victoria. Los pueblos que coinciden en asignarle altos valores a este símbolo ya que han desarrollado en torno a ella diversos ritos. Recordemos, empezando por lo más próximo, cómo es tradición entre nosotros colgar en los balcones los ramos bendecidos el Domingo de Ramos para que protegiesen la casa durante todo el año.

El pan y el vino: Cuerpo y Sangre de Cristo

Son los elementos naturales que Jesús toma para que no sólo simbolicen sino que se conviertan en su Cuerpo y su Sangre y lo hagan presente en el sacramento de la Eucaristía.

Jesús los asume en el contexto de la cena pascual, donde el pan ázimo de la pascua judía que celebraban con sus apóstoles hacía referencia a esa noche en Egipto en que no había tiempo para que la levadura hiciera su proceso en la masa (Ex 12,8).

El vino es la nueva sangre del Cordero sin defectos que, puesta en la puerta de las casas, había evitado a los israelitas que sus hijos murieran al paso de Dios (Ex 12,5-7). Cristo, el Cordero de Dios (Jn 1,29), al que tanto se refiere el Apocalipsis, nos salva definitivamente de la muerte por su sangre derramada en la cruz.

Los símbolos del pan y el vino son propios del Jueves Santo en el que, durante la Misa vespertina de la Cena del Señor, celebramos la institución de la Eucaristía, de la que encontramos alusiones y alegorías a lo largo de toda la Escritura.

Pero como esta celebración vespertina es el pórtico del Triduo Pascual, que comienza e1 Viernes Santo, es necesario destacar que la Eucaristía de ese Jueves Santo, celebrada por Jesús sobre la mesa-altar del Cenáculo, era el anticipo de su Cuerpo y su Sangre ofrecidos a la humanidad en el «cáliz» de la cruz, sobre el «altar» del mundo.

El lavatorio de los pies

El Evangelio de San Juan es el único que nos relata este gesto simbólico de Jesús en la Última Cena y anticipa el sentido más profundo del «sinsentido» de la cruz.Un gesto inusual para un Maestro, propio de los esclavos, se convierte en la síntesis de su mensaje da a los apóstoles una clave de lectura para enfrentar lo que vendrá.

En una sociedad donde las actitudes defensivas y las expresiones de autonomia se multiplican, Jesús humilla nuestra soberbia y nos dice que abrazar la cruz, su cruz, hoy, es ponerse al servicio de los demás. Es la grandeza de los que saben hacerse pequeños, la muerte que conduce a la vida.

El Jueves Santo

La Eucaristía con que se da inicio al Triduo Pascual es la «Missa in Coena Domini», porque es la que más entrañablemente recuerda la institución de este sacramento por Jesús en su última cena, adelantado así sacramentalmente su entrega de la Cruz.

Cena del Señor

Es el nombre que, junto al de «fracción del pan», le da por ejemplo San Pablo en 1 C. 11,20 a lo que luego se llamó «Eucaristía» o «Misa»: «kyriakon deipnon», cena señorial, del Señor Jesús. Es también el nombre que le da el Misal actual: «Misa o Cena del Señor» ((IGMR. 2 y 7).

 

Abstinencia (del latín abstinentia, acción de privarse o abstenerse de algo)

Gesto penitencial. Actualmente se pide que los fieles con uso de razón y que no tengan algún impedimento se abstengan de comer carne, realicen algún tipo de privación voluntaria o hagan una obra caritativa los días viernes, que son llamados días penitenciales.

Sólo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia.

Ayuno (del latín ieiunium, ayuno, abstinencia)

Privación voluntaria de comida por motivos religiosos. Es una forma de vigilia, un signo que ayuda a tomar conciencia (ej.: el ayuno del Miércoles de Ceniza recuerda el inicio del tiempo penitencial) o que prepara (ej.: el ayuno eucarístico predispone a la recepción que en breve se hará del Cuerpo de Cristo).

La Iglesia lo prescribe por el espacio de un día para el Miércoles de Ceniza, con carácter penitencial, y para el Viernes Santo, extensivo al Sábado Santo, con carácter pascual; y por una hora para quienes van a comulgar.

Cenizas

La ceniza que impone el sacerdote a los fieles el Miércoles de Ceniza, procede de la quema de las palmas bendecidas durante la Misa del Domingo de Ramos.

Semana Santa

A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua.

Los símbolos de la Pasión

1. La cruz

La cruz fue, en la época de Jesús, el instrumento de muerte más humillante. Por eso, la imagen del Cristo crucificado se convierte en «escándalo para los judíos y locura para los paganos» (1 Cor 1,23). Debió pasar mucho tiempo para que los cristianos se identificaran con ese símbolo y lo asumieran como instrumento de salvación, entronizado en los templos y presidiendo las casas y habitaciones sólo, pendiendo del cuello como expresión de fe.

Esto lo demuestran las pinturas catacumbales de los primeros siglos, donde los cristianos, perseguidos por su fe, representaron a Cristo como el Buen Pastor por el cual «no temeré ningún mal» (Sal 22,4); o bien hacen referencia a la resurrección en imágenes bíblicas como Jonás saliendo del pez después de tres días; o bien ilustran los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, anticipo y alimento de vida eterna. La cruz aparece sólo velada, en los cortes de los panes eucarísticos o en el ancla invertida.

Podríamos pensar que la cruz era ya la que ellos estaban soportando, en los travesaños de la inseguridad y la persecución. Sin embargo, Jesús nos invita a seguirlo negándonos a nosotros mismos y tomando nuestra cruz cada día (cf Mt 10,38; Mc 8,34; Lc 9,23).

Expresión de ese martirio cotidiano son las cosas que más nos cuestan y nos duelen, pero que pueden ser iluminadas y vividas de otra manera precisamente desde Su cruz.Sólo así la cruz ya no es un instrumento de muerte sino de vida y al «por qué a mi» expresado como protesta ante cada experiencia dolorosa, lo reemplazamos por el «quién soy yo» de quien se siente demasiado pequeño e indigno para poder participar de la Cruz de Cristo, incluso en las pequeñas «astillas» cotidianas.

 

2. La corona de espinas, el látigo, los clavos, la lanza, la caña con vinagre…

Estos «accesorios» de la Pasión muchas veces aparecen gráficamente apoyados o superpuestos a la cruz.

Son la expresión de todos los sufrimientos que, como piezas de un rompecabezas, conformaron el mosaico de la Pasión de Jesús. Ellos materialmente nos recuerdan otros signos o elementos igualmente dolorosos: el abandono de los apóstoles y discípulos, las burlas, los salivazos, la desnudez, los empujones, el aparente silencio de Dios.

La Pasión revistió los tres niveles de dolor que todo ser humano puede soportar: físico, psicológico y espiritual. A todos ellos Jesús respondió perdonando y abandonándose en las manos del Padre.

3. Conmemoración de la Pasión de Cristo

Una fiesta puesta el Martes luego de sexagésima (sexagésimo día antes de las Pascuas). Su objeto es la remembranza devota y el honor de los sufrimientos de Cristo para la redención de la humanidad. Mientras la fiesta en honor de los instrumentos de la Pasión de Cristo – la Santa Cruz, la Lanza, Clavos, y la Corona de Espinas – llamados “Arma Cristiana”, se origino durante la Edad Media, esta conmemoración es de mas reciente origen. Aparece por primera vez en el Breviario de Meissen (1517) como una fiesta simple para el 15 de Noviembre. El mismo breviario tiene una fiesta de la Cara Santa para el 15 de Enero y del Nombre Sagrado para el 15 de Marzo. [Grotefend, «Zeitrechnung» (Hanover, 1892), II, 118 sqq.]; estas fiestas desaparecieron con la introducción del Luteranismo. Como se encuentra en el apéndice del Breviario Romano, fue iniciado por San Pablo de la Cruz (muerto en 1775). El Oficio fue compuesto por Tomas Struzzieri, Obispo de Todi, y fiel asociado a San Pablo.

4. Pasión

Del latín patior, passus, que significa experimentar, soportar, padecer, se forma el sustantivo passio (acus. pl. Passiones). Es sintomático que nos hayamos decantado con preferencia por los aspectos positivos de la palabra «pasión».

5. Ecce Homo: Imagen de Jesucristo tal como Pilato la presentó al pueblo ( del latín “ecce”, he aquí, y “homo”, el hombre).

6. Gólgota

Calvario. Colina de Jerusalén en Palestina, donde fue crucificado Jesús.

 

7. Vía Crucis (en latín: El camino de la cruz)

Ejercicio piadoso que consiste en meditar el camino de la cruz por medio de lecturas bíblicas y oraciones. Esta meditación se divide en 14 o 15 momentos o estaciones. San Leopoldo de Porto Mauricio dio origen a esta devoción en el siglo XIV en el Coliseo de Roma, pensando en los cristianos que se veían imposibilitados de peregrinar a Tierra Santa para visitar los santos lugares de la pasión y muerte de Jesucristo. Tiene un carácter penitencial y suele rezarse los días viernes, sobre todo en Cuaresma. En muchos templos están expuestos cuadros o bajorrelieves con ilustraciones que ayudan a los fieles a realizar este ejercicio.

Los símbolos de la luz

1. La luz y el fuego

Desde siempre, la luz existe en estrecha relación con la oscuridad: en la historia personal o social, una época sombría va seguida de una época luminosa; en la naturaleza es de las oscuridades de la tierra de donde brota a la luz la nueva planta, así como a la noche le sucede el día.

La luz también se asocia al conocimiento, al tomar conciencia de algo nuevo, frente a la oscuridad de la ignorancia. Y porque sin luz no podríamos vivir, la luz, desde siempre, pero sobre todo en las Escrituras, simboliza la vida, la salvación, que es Él mismo (Sal 27,1; Is 60, 19-20).

La luz de Dios es una luz en el camino de los hombres (Sal 119, 105), así como su Palabra (Is 2,3-5). El Mesías trae también la luz y Él mismo es luz (Is 42.6; Lc 2,32).

Las tinieblas, entonces  son símbolo del mal, la desgracia, el castigo, la perdición y la muerte (Job 18, 6. 18; Am 5. 18). Pero es Dios quien penetra y disipa las tinieblas (Is 60, 1-2) y llama a los hombres a la luz (Is 42,7).

Jesús es la luz del mundo (Jn 8, 12; 9,5) y, por ello, sus discípulos también deben serlo para los demás (Mt 5.14), convirtiéndose en reflejos de la luz de Cristo (2 Cor 4,6). Una conducta inspirada en el amor es el signo de que se está en la luz (1 Jn 2,8-11).

Durante la primera parte de la Vigilia Pascual, llamada «lucernario», la fuente de luz es el fuego. Este, además de iluminar quema y, al quemar, purifica. Como el sol por sus rayos, el fuego simboliza la acción fecundante, purificadora e iluminadora. Por eso. en la liturgia, los simbolismos de la luz-llama e iluminar-arder se encuentran casi siempre juntos.

2. El cirio pascual

Entre todos los simbolismos derivados de la luz y del fuego, el cirio pascual es la expresión más fuerte, porque los reúne a ambos.

El cirio pascual representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se renueva: de él se encienden todas las demás luces.

Las características de la luz son descritas en el exultet y forman una unidad indisoluble con el anuncio de la liberación pascual. El encender el cirio es, pues, un memorial de la Pascua. Durante todo el tiempo pascual el cirio estará encendido para indicar la presencia del Resucitado entre los suyos. Toda otra luz que arda con luz natural tendrá un simbolismo derivado, al menos en parte, del cirio pascual.

Los símbolos del Bautismo

1. El agua bautismal

Si bien el rito del Bautismo está todo él repleto de símbolos, el agua es el elemento central, el símbolo por excelencia.

En casi todas las religiones y culturas, el agua posee un doble significado: es fuente de vida y medio de purificación.

En las Escrituras, encontramos las aguas de la Creación sobre las que se cernía el Espíritu de Dios (Gn 1,2). El agua es vida en el riego, en la savia, en el líquido amniótico que nos envuelve antes de nacer.

En el diluvio universal las aguas torrenciales purifican la faz de 1a tierra y dan lugar a la nueva creación a partir de Noé.

En el desierto, los pozos y los manantiales se ofrecen a los nómades como fuente de alegría y de asombro. Cerca de ellos tienen lugar los encuentros sociales y sagrados, se preparan los matrimonios, etc.

Los ríos son fuentes de fertilización de origen divino; las lluvias y el rocío aportan su fecundidad como benevolencia de Dios. Sin el agua el nómade sería inmediatamente condenado a muerte y quemado por el sol palestino. Por eso se pide el agua en la oración.

Yahvé se compara con una lluvia de primavera (Os 6,3), al rocío que hace crecer las flores (Os 14.6). El justo es semejante al árbol plantado a los bordes de las aguas que corren (Nm 24,6); el agua es signo de bendición.

Según Jeremías (2, 13), el pueblo de Israel, al ser infiel, olvida a Yahvé como fuente de agua viva, queriendo excavar sus propias cisternas. El alma busca

Artículo publicado originalmente por:  

https://www.aciprensa.com/recursos/simbologias-2046